Estamos todos viviendo como los pobres de antes, donde la familias no pueden sobrevivir sin dos sueldos, porque un sueldo no basta ni para comprar una casa ni mantener una familia . Por lo tanto, como demuestran las estadísticas, las familias sienten que no tienen tiempo suficiente para dedicarse a sus hijos. Da igual quién se especializa en qué, padre o madre, es imposible competir en un mercado de trabajo feroz si no tienes plena disponibilidad de horario y de lugar de trabajo a menos que seas funcionario o algo parecido. Por lo tanto, la gente ni se casa, ni tiene hijos y hay altas tasas de aborto. La razón última es el presión social de tantos impuestos, nos quitan más de la mitad de la economía y luego lo malgastan. El estado no sirve al ciudadano, sino que es un vampiro que mata lentamente a sus víctimas, nosotros. Cuanto más intervencionismo de estado, más excusas para más impuestos y peor nos va a todos menos a unos cuantos políticos y sus acólitos y amigos.
Pero la culpa la tenemos nosotros, el que aguanta a un tonto es más tonto aún. Hay que implicarse muchísimo más en la vida pública y no ser víctima pasiva y resentida. Si todos alzáramos la voz en las reuniones públicas y tomáramos parte en los asuntos que nos afectan,otro gallo cantaría. La mayoría de los políticos están donde están por que no se implica gente mucho más competente que ellos. No hay victorias sin batallas.